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Rememorando una carrera intachable; adiós al gran Federico Luppi

21 octubre, 2017 0 Comments

Ayer por la mañana nos llegaba una de esas noticias tristes; Federico Luppi, para muchos el mejor actor que tuvo el cine argentino en toda su historia, fallecía a los 81 años de edad. Sin dudas hablamos de uno de los máximos emblemas que ha tenido nuestro cine, quién llegó a trabajar bajo las ordenes de algunos de los directores de mayor renombre de la industria nacional, desde sus debut, con Leonardo Favio, pasando por Héctor Olivera, Fernando Ayala, Juan José Jusid, Eduardo Mignogna y por supuesto, el director con el cual formarían una de las duplas más importantes del cine argentino; Adolfo Aristarain. También le tocó pertenecer a una generación de actores del más alto nivel, llegando a trabajar a la par con actrices como Norma Aleandro, Haydée Padilla, Elsa Daniel (quien también falleció recientemente), y actores como Luis Brandoni, Héctor Alterio, José Soriano y Julio De Grazia, entre muchos más. En sus últimos años, se convertiría en el actor con el cual Guillermo Del Toro más le gustaría trabajar.

Su primer papel en el cine le llegaría a la joven edad de 30 años, y gracias a Leonardo Favio, quién le dio
el protagónico en su segunda película, llamada Este es el Romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unos pocas cosas más, dónde llevaría en buena forma el papel de Aniceto, sin relucir tanto como en obras futuras, pero dejando en claro que la estirpe estaba presente. En 1973 participaría por primera vez en una película de Héctor Olivera, Las Venganzas de Beto Sánchez, teniendo como compañeros de elenco a actores de la talla de José Soriano, Héctor Alterio y China Zorrilla. Un año más tarde, y también bajo las ordenes de Olivera, realizaría uno de los papeles más importante de su carrera; sería Facón Grande en La Patagonia Rebelde, una película obligatoria en lo referido no sólo al cine nacional, sino la historia misma de Argentina. En esta ocasión, no solo trabajaría a la par de Soriano y Alterio, sino que se sumarían varios nombres importantes, siendo el de Luis Brandoni el de mayor peso.

En los años siguientes le tocaría trabajar con grandes directores como Fernando Ayala y Hugo del Carril, pero el mejor momento de su carrera, se daría a comienzos de la década del 80′, dónde filmaría por primera vez con Adolfo Aristarain, ya acompañado por Julio De Grazia, Haydée Padilla, Ulises Dumont y el actor italiano Rodolfo Ranni; la película sería Tiempo de Revancha, una de las realizaciones más atrevidas, y polémicas de la historia del cine nacional, sobre todo porque fue estrenada en 1981, en plena dictadura militar. La cinta trata sobre Bengoa, encarnado por Luppi, un ex-sindicalista que consigue trabajo en la empresa Tulsaco, y pretenda ocultar su pasado, pero una vez allí se reencuentra con un antiguo compañero que le propone simular un accidente y hacerse pasar por mudo para cobrar una indemnización. Esta producción es, sin duda alguna, una de las mejores del cine Argentino, y el papel de Luppi, a la par con un De Grazia también a la altura, resultaría sobresaliente.

En 1982 volvería a trabajar con Aristarain, en la gran cinta «Últimos Días de la Víctima«, no obstante ese
mismo año y bajo la dirección de Fernando Ayala y Juan José Jusid, protagonizaría otro de los films
memorables de la década del 80′, y quizás de los mejores del cine argentino, Plata Dulce, con Julio De
Grazia nuevamente como compañero de elenco y el recordado Gianni Lunadei. En ambas se presentan ciertos cuestionamientos a la gente de poder, y los abusos que ejercen, y también se puede percibir cierta queja hacia la dictadura militar, que estaba a solo un año de finalizar. En los años siguientes de la década de 1980 trabajaría en montones de proyectos de categoría, muchos enfocados a la crítica y a la reflexión de una época en la que la incertidumbre era moneda corriente, y los hechos sociales cobraban importancia; El Arreglo y Pasajeros de una Pesadilla de Fernando Ayala, No Habrá más Penas ni Olvido, de Héctor Olivera, o Flop, de Eduardo Mignogna.

En la década del 90′ Federico Luppi no sólo actuaría en grandes cintas del cine nacional, como Un Lugar en el Mundo y Martín (Hache), de Aristarain, Caballos Salvajes, de Marcelo Piñeyro, o Sol de Otoño, de Mignogna, sino que sería llamado por el director mexicano Guillermo Del Toro, para formar parte del elenco de Cronos, una gran producción realizada en México y en dónde el papel de Luppi es elemental, así como también le tocaría actuar en otras cintas de carácter internacional. En lo que serían sus últimas dos décadas, quizás Lugares Comunes, la última película de Aristarain en la cual actuaría, filmada en 2002, sea su mejor papel, haciendo el rol de un profesor universitario que es obligado a dejar su trabajo tras el anuncio de una jubilación forzosa, que cambiaría negativamente el rumbo de su vida. En 2001 y 2006 Del Toro lo consideraría nuevamente para los films El Espinazo del Diablo y El Laberinto del Fauno, y llegaría a trabajar con el director holandés George Sluizer, el chileno Andrés Wood y realizadores argentinos de una nueva generación, como Rodrigo Grande (Rosarigasinos, Cuestión de Principios, Al Final del Túnel), Miguel Cohan (Sin Retorno), y Marcos Carnevale (Elsa & Fred). Su última aparición en el cine sería en Nieve Negra, de Martín Hodara, estrenada a principios de este año.

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