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Werner Herzog cumple 75 años

5 septiembre, 2017 0 Comments

Nacido un 5 de septiembre de 1942, en la ciudad alemana de Munich, resulta difícil resumir en pocas palabras el cine de Werner Herzog, si bien las obras que mejor lo representan fueron realizadas entre las décadas de los 70′ y 80′, cuando contó en gran parte de ellas con la colaboración de Klaus Kinski, un ser a la vez tan creativo y talentoso, como problemático, del cual resultó una de las duplas más emblemáticas de la historia del cine. Lo que siempre podemos reafirmar en su importancia como director, siendo dueño de un estilo único y un tacto irrepetible.

Herzog fue uno de los principales responsables de la aparición del Nuevo Cine Alemán a fines de la década de los 60′, tras años oscuros que sufriría Alemania, probablemente como consecuencia directa de lo que representaría el Nazismo y sus efectos duraderos. Muchos consideran que durante las décadas del 40′ y 50′ el cine alemán se tornó aburrido y estéril, y esto también a la ausencia de grandes nombres que pudieran reemplazar a los gigantes de las épocas doradas, como serían Friedrich Murnau, Robert Wiene y principalmente el austriaco Fritz Lang, entre muchos más. Werner Herzog sería, junto a Rainer Werner Fassbinder, Wim Wenders y tiempo después Volker Schlondorff, de los fundamentales para la aparición de este nuevo movimiento, que venía a darle nuevos matices a la cara del cine alemán.

El motivo central que haría único al cine de Herzog, sería esa capacidad de fusionar una estirpe netamente documental, con trasfondos naturales y un manejo de cámara insistente sobre los personajes y sus expresiones, pero sin por eso dejar de lado elementos puramente de ficción. Es por eso que persisten en el imaginario películas de la línea de Aguirre, la Ira de DiosFitzcarraldo o la singular adaptación de Nosferatu, dónde el director germano supo combinar esos dos mundos a veces tan disimiles y contradictorios, su compromiso con retratar la realidad y las costumbres de diversas partes del mundo mediante el cine. A lo largo de su carrera llegó a filmar en varios extremos del mundo, desde casos como Dónde Sueñan las Verdes Hormigas, cinta realizada en Australia, hasta Aguirre y Fitzcarraldo, ambas filmadas en el Amazonas, pasando por Grito de Piedra, dónde parte de la filmación se realizó en Argentina.

Una de sus obras fundamentales y que vale la pena ver en su totalidad, es El Enigma de Kaspar Hauser, en dónde toma la historia de aquel joven aparecido en Nuremberg en 1828, y del cual no se sabía su procedencia. En esta cinta Herzog muestra gran parte de sus cualidades, al tomar una historia verídica y hacerla suya, demostrando su sensibilidad y toque artístico, sin olvidar la elección para el papel del misteriosos Bruno S., un tipo que doblaba la edad del Kaspar Hauser original, pero contenía en sus forma de ser, expresiones y gestos un naturalismo impresionante. También vale destacar en esta película la presencia de cierto cuestionamiento del maestro alemán hacia la sociedad en general, al plasmar en cierto modo como las sociedades y sus formas mecánicas tienden a dejar afuera y excluir a aquellos que nos resultan extraños, y que, en caso de no contribuir al sistema (Por ejemplo, si este ser raro sirve para una feria), es mejor no perder el tiempo en ellos y si es posible directamente desecharlos.

Si bien los últimos años de Werner Herzog no han tenido el vuelo de aquella época dorada en dónde tuvo un pico innegable, no ha perdido su capacidad de trabajo e insistencia, así como su compromiso, filmando casi todos los años alguna nueva producción y llegando incluso en ocasiones a realizar dos largometrajes por año. Algunas de sus documentales, tales como Hacia el Infierno, La Cueva de los Sueños Olvidados, Grizzly Man o Wild Blue Yonder, han tenido enorme reconocimiento, sosteniendo esa virtud única y ese tacto característico, que hacen que su obra siga dando que hablar, y permitan que su carrera persista, después de 50 años de iniciada.

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